lunes, 21 de octubre de 2024

6) Matera, una ciudad de casas-cueva en el siglo XXI

Matera es una ciudad distinta a cualquier otra, algo similar, por citar un ejemplo, a Venecia, construida sobre una laguna y con canales como calles. En su caso se trata de una urbe de la región de Basilicata en la que sus casas son cuevas excavadas en la roca de toba y caliza sobre la que se asienta, pero no se aprecia visualmente porque tienen fachadas que dan apariencia de viviendas normales.

Las casas de la imagen son viviendas cuevas con fachadas que lo disimulan

Y no es que sea una ciudad pequeña, tiene 60.000 habitantes y capital de provincia. La parte antigua son los sassi di Matera, piedras de Matera, las viviendas excavadas en la roca en un área muy amplia. Por este motivo fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1993. 

Cuevas excavadas al otro lado del barranco donde se ubica Matera

Matera creció en una ladera de un barranco por cuyo fondo corre ahora un pequeño río. La costumbre de las cuevas fue tal que se excavaron también del otro lado, enfrente de la ciudad.

Zona céntrica de la parte moderna de Matera

Llegamos a Matera de mañana para conocer esta singular localidad. Tras localizar un aparcamiento subterráneo, fuimos caminando hasta el centro de la ciudad, donde comienzan los sassi. No teníamos muy claro como podía ser, una ciudad grande e histórica con sus vecinos viviendo hasta hace nada en cuevas sin servicios.

En uno de los miradores sobre los sassi, dispuestos a recorrer la ciudad 

Había bastante gente por Matera ese día, un domingo lluvioso, festividad que siempre ayuda a llenar los lugares turísticos.

La ciudad a cierta distancia parece como cualquier otra aunque abigarrada

Estuvimos un rato dejándonos sorprender por el panorama y antes de meternos por sus calles, algunas intrincadas, y otras sencillamente inexistentes, con viviendas colocadas en lugares agrestes a los que solo se puede acceder a pie.

La ladera de la montaña en la que se asienta forzó la construcción en pendiente y de manera irregular.


Otras calles son amplias y se ven coches, pocos, con aspecto de un barrio sin más.

Interior de una cueva-vivienda transformada en pequeño museo
Encontramos una de estas viviendas casi trogloditas, musealizada para que los visitantes podamos hacernos una idea. Consta de una única estancia, amplia pero con subdivisiones parciales: una sala grande a la entrada, comedor y lugar de estar, y al fondo unos tabiques que no llegaban al techo. Uno los huecos era el establo para el cerdo y el burro, con suelo lleno de paja; otro ocupado por una cama de gran tamaño y el tercero lugar de trabajo. 

Revisando la casa-cueva museo, con paredes llenas de objetos
Dentro imaginas perfectamente sus horribles condiciones higiénicas, conviviendo humanos y animales y con muy escasa ventilación. Al carecer de ventanas, también claustrofóbica.


A partir de ese momento vimos Matera con otros ojos, con un gran interés arquitectónico y sociológico y una gran pena por las difíciles vidas de sus habitantes en agujeros sin agua corriente ni luz. Situación que se mantuvo hasta los años cincuenta del siglo pasado, cuando el gobierno decidió acabar con lo que se conocía como "vergüenza de Italia".

Borde del barranco sobre el que se edificó Matera, casi colgada
No fue un proceso sencillo, pese a que los vecinos recibieron una vivienda en la parte nueva. Este caso recordó a dos de los viajeros lo ocurrido en El Sauzal, población del norte de Tenerife en la que vivieron unos años. El municipio está sobre un acantilado y en la parte baja, de muy difícil acceso, surgieron en los años sesenta tres poblados de vacaciones muy básicos, sobre rocas, casi sin espacio, y por supuesto carentes de servicios aunque cuentan que tenían iglesia y cantinas . Finalmente, Costas, a finales del siglo pasado, logró desalojarlo y recuperar la zona, no sin grandes protestas por parte de los afectados.


Recorrimos con tranquilidad el interior del barrio histórico y finalmente llegamos al borde del barranco, que igualmente caminamos.


Ciertamente, el casco antiguo materano guarda una curiosa semejanza con el aspecto de Jerusalén, y ello ha atraído a estudios de cine y directores muy conocidos. También un cierto auge del turismo religioso dados los problemas existentes para acudir a Jerusalén, ocupada por Israel.

Desde la distancia, el casco de Matera recuerda la imagen de Jerusalén
La lista de películas rodadas en Matera es larga, por señalar algunos de los directores más conocidos, aquí han filmado Pasolini (El Evangelio según san Mateo), Mel Gibson (La Pasión de Cristo) o el español Fernando Arrabal (El árbol de Guernica).


Como en otros lugares, encontramos también una maqueta a gran tamaño de esta ciudad tan distinta a cualquier otra. Una tienda la utiliza de reclamo para que entren los turistas.

En decoración todo está permitido
Hay quien piensa que la presencia humana en Matera se mantiene desde que las cuevas fueron habitadas en asentamientos prehistóricos (trogloditas), que podrían ser los más antiguos de Italia.


En el paseo encontramos también algunas capillas excavadas en la roca denominadas rupestres.


Por supuesto, al estar construida sobre terreno rocoso, lo que no se encuentran son árboles. Además, el abastecimiento de agua fue un gran problema para sus moradores, que invirtieron mucho esfuerzo en la construcción de cisternas y canales de agua.

El barranco que la rodea casi aislaba a Matera
En la actualidad, el turismo le ha dado a esta sorprendente ciudad otra oportunidad de mantenerse viva y tradicional. Hay hoteles, tiendas, restaurantes y mucha vida y animación en su casco histórico..

Jerusalén o Matera, realmente guardan similitudes; al fondo, el Duomo
Salimos de Matera contentos, ni mucho menos imaginábamos lo que íbamos a encontrar. Y en general la Puglia fue un descubrimiento a lo largo de toda la semana.

Duomo de Matera
El Duomo fue edificado a finales del siglo XIII en el punto más alto, donde se unen los dos sassi. Destaca su rosetón románico, pero la decoración interior es barroca (siglo XVIII).

Santa María de Idris, una iglesia rupestre con una gran panorámica
A lomos de un acantilado, este templo se encuentra en el Sasso Caveoso con una fachada de toba. Fue reconstruida en el año 400 tras un derrumbe y está conectada por medio de un túnel con la cripta rupestre de San Juan de Monterrone.


Pese a la belleza y la originalidad de esta ciudad, cuesta entender que parte de sus habitantes regresaran a las casas-cuevas tras recibir una vivienda moderna. Sin embargo, el posterior éxito turístico de alguna forma les ha dado un medio de vida.


Gracias a ello, esta forma de vida milenaria se ha preservado para su transmisión a la posteridad.



Pero tampoco debe sorprender la resistencia de los materanos a abandonar sus viviendas excavadas en la roca. Posiblemente son gente muy valiente, de hecho, el 2 de septiembre de 1943 fue igualmente la primera ciudad italiana en sublevarse contra el ejército alemán que ocupaba el país en el marco de la Segunda Guerra Mundial.


Terminada la visita histórica, dimos un paseo por la zona nueva, realmente agradable y con edificios potentes, pero que nada tienen que hacer ante la relevancia y el interés que generan los sassis


En una terraza junto al Duomo, ¡qué mejor lugar!, habíamos tomado un aperitivo. Más tarde, en un restaurante de la zona antigua, Amore Crusco, pequeño y muy agradable, comimos a satisfacción.

Orechiette, o sea, pasta con forma de orejitas, típicas de la Puglia

Crema elaborada con habas y achicoria, también típica de la zona.
La comida estuvo bien y también nos llamó la atención la vajilla, espectacularmente decorada. Un día muy completo.

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