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Actual silueta del Vesubio: siglos atrás tenía una sola copa y era más alto |
Pasar unos días por los alrededores de Nápoles implica una visita al Vesubio, quizás el volcán más famoso del mundo. Y también a Pompeya, indudablemente la víctima más conocida de su actividad volcánica. Por extensión, también conocimos Herculano, la hermana pequeña de Pompeya, la otra ciudad destrozada en el año 79 de la era actual, cuya fama ha quedado opacada por Pompeya.
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Posando ante el enorme cráter del Vesubio tras subir una larga cuesta |
Acceder al Vesubio no es complicado, pero hay que currárselo. Primero hay que llegar al acceso, que no puede hacerse en coche privado; es preciso dejarlo a unos tres kilómetros en la propia montaña.
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Dejando el vehículo en el párking, una antigua carretera fuera de servicio
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El párking visto desde la altura del Vesubio, obviamente no estaba lleno |
Desde allí unas furgonetas hacen de lanzaderas y están constantemente yendo y viniendo. Si no se quiere pagar, existe la opción de caminar por la carretera.
Pero lo más complicado llega a la entrada a la barrera de la pista que lleva a la cumbre. Hay que sacar los correspondientes tickets... ¡que sólo pueden obtenerse online! Lo difícil es hacerlo allí, prácticamente sin cobertura de internet. No sabíamos que era imposible pagar en metálico o que había que realizar este complicado trámite, que incluye descargar la app y empezar a rellenar montones de datos y para un máximo de cinco personas. Siendo siete, trámite doble.
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Barrera de acceso a la cumbre del Vesubio |
Por abreviar, tardamos un buen rato con la presión de que era preciso fijar previamente una hora para no sobrepasar el cupo autorizado. Finalmente logramos que nos ayudara uno de los porteros, a su vez sobrepasado por la gente que estaba en la misma situación. Un tanto kafkiano.
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Iniciando la ascensión al cono volcánico |
Empezamos a subir con cierta lentitud la empinada pendiente del monte sobre un piso de lava. No quedan restos de un funicular que permitía subir cómodamente sentado, y que funcionó, con algunas interrupciones, entre 1880 y 1944.
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La bruma nos impidió disfrutar de las vistas desde el Vesubio |
Aunque pasa desapercibido, el Vesubio es un volcán activo y el único que ha entrado en erupción en la Europa continental en el siglo XX. Los otros dos, en islas, son el Etna, en Sicilia, y el Estrómboli en las islas Eolias, ambos en el sur de Italia, no muy lejos, por cierto.
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Efecto hipnótico del cráter, lo miras, no ves nada pero da que pensar |
Estas erupciones tuvieron lugar en 1906, cuando el Vesubio mató a un centenar de personas y, después, en 1944 momento en el que destruyó varias poblaciones y 25 aviones aliados estaciones en las inmediaciones. Faltaba un año para la terminación de la Segunda Guerra Mundial.
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Fondo del cráter vesubiano |
En total, desde la famosa del año 79, el Vesubio ha entrado en erupción unas tres docenas de veces.
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Parte superior del cráter, se aprecian distintas capas del terreno |
Suponemos que en la actualidad, con los avances técnicos y residiendo millones de personas en sus inmediaciones, el nivel de vigilancia impediría que una erupción pillara por sorpresa. De eso se encarga el Observatorio Vesubiano mediante una red de estaciones sísmicas, GPS geodésicos, radares y satélites. Todo para seguir la pista al magma subterráneo, que en 2001 fue detectado a menos de diez kilómetros de la superficie, situación que no ha cambiado. Como la temperatura de las fumarolas ha descendido, el estado de alerta es básico.
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El cráter desde el aire impacta mucho más, un agujero enorme |
En esta impresionante imagen aérea de la cumbre se observa el sendero que hacen los visitantes. Suben por el camino de la izquierda, bordean el cráter y llegan hasta el lado contrario. Aunque se intuye una pista para descender, en la actualidad hay que dar la vuelta y desandar el camino.
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Punto final del paseo, donde ya no está permitido seguir |
Allí hay una construcción con un pequeño bar y souvenirs. No está permitido seguir.
Hicimos el camino con tranquilidad, observando el interior del cráter y en algunos puntos se veían ligeras fumarolas. Para ello había que esforzarse. Éramos bastantes turistas en un ambiente de tranquilidad absoluta. Solo se vio rota por el accidente de un visitante, que tropezó y cayó justo a nuestro lado, siendo atendido de inmediato por un equipo de socorro y evacuado. No fue el único incidente que presenciamos en este viaje, se repetiría en una gruta en Puglia,
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Paseando por Castellamare di Stabia, entre Nápoles y Sorrento |
Nuestro plan consistía en subir al Vesubio y después visitar Herculano, dejando Pompeya para otra jornada ya que es mucho más grande, pero fue imposible. El volcán nos enredó más de lo previsto, hubo un buen atasco para atravesar Sorrento a la ida y no podíamos legar a tiempo a Herculano, así que lo pospusimos. Completamos el día parando de vuelta en Castellamare di Stabia, otra localidad del golfo de Nápoles. Paramos junto al paseo marítimo y en principio nos dio una impresión mediocre, pero tras llegar a su casco antiguo la cosa mejoró, incluso nos gustó.
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Llamativo palco de la música de Castellamare |
A la hora de buscar alojamiento habíamos barajado también este emplazamiento, pero finalmente recalamos en Sorrento. Es un lugar con historia desde los romanos, posee baños termales y un castillo, y recibe muchos turistas. Solo estuvimos un rato, el necesario para dar un paseo y buscar donde cenar, y nos llamó la atención el palco de la música.
Cenamos en
Vainilla, en el paseo marítimo, y fue un acierto. Nos dieron un aperitivo de cortesía y ofrecieron un chupito de
limoncello al terminar (único sitio en las dos semanas), la comida estuvo bien y el precio de los más baratos de las vacaciones. Tenía muy buena puntuación en Google, recomendable.
POMPEYA
Era una ciudad importante del imperio romano cuando en el año 79 quedó borrada del mapa. Lo que fue un desastre para sus vecinos, una gran parte de los cuales fallecieron, resultó una inmensa suerte para los investigadores e historiadores. De repente, la vida quedó congelada allí y casi dos mil años después ha salido a la luz. Los trabajos arqueológicos han podido hacer revivir la ciudad, con edificios hundidos pero no destruidos, sus calles, canalizaciones, locales públicos, un verdadero tesoro.
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Empezando a recorrer Pompeya, un lugar siempre concurrido |
En Pompeya hicimos la visita por nuestra cuenta (18 euros en taquilla la entrada básica) y posteriormente en Herculano con un guía, y pudimos con esta última entender mejor la vida en ambas ciudades.
La población estimada de Pompeya oscilaba entre las 6.000 y las 30.000 personas, y se calcula que murieron unas 2.000, pero bastantes más en el total de la zona afectada. En cualquier caso, a los cadáveres localizados es preciso añadir los que puedan aparecer en el tercio de la ciudad que todavía no ha sido excavada.
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Teatro pequeño de Pompeya, con capacidad para 1.300 espectadores |
Era una ciudad con dotaciones públicas. El Teatro pequeño estaba situado al sur y como curiosidad, había una cavidad en la parte trasera de los asientos para evitar que los espectadores sentados delante fueran molestados por los pies de los de detrás.
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Teatro grande, con una capacidad muy superior |
A no mucha distancia se encontraba una segunda instalación, el Teatro grande, ya con capacidad para 5.000 espectadores. Había sido levantado en una ladera, aprovechando la pendiente para la construcción de las gradas. Se han encontrado unos bloques perforados que han permitido saber que durante la época de verano se cubría en su totalidad con telas accionadas por cuerdas y poleas para amortiguar el calor.
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Calle de Pompeya en perfecto estado |
Teatros y anfiteatros romanos como los de Pompeya hay muchos, aunque estos muy bien conservados, pero las calles tal y como las conocían los pompeyanos son difíciles de localizar. Por eso impresionan estas vías urbanas, con suelo de grandes losas casi perfectas y bien colocadas, y también con aceras.
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Calle principal con aceras amplias y pasos elevados para no mojarse |
Pero hay otras calles digamos que más actuales, con aceras amplias y perfectas, con altura suficiente para evitar que se cubrieran de agua. Estos poyetes, como los de la imagen, eran muy prácticos; en Pompeya no había saneamiento para eliminar el agua de las lluvia, y corría por las calles. Así podían cruzar con comodidad.
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Fuente en una calle de Pompeya |
Además, había fuentes en muchos puntos que vertían el excedente a la calle, con lo que servían para beber y para arrastrar la suciedad y los residuos. Un acueducto de 80 kilómetros traía el agua hasta Pompeya.
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Restaurante pompeyano, en los agujeros había tinajas con comida |
La visita permite imaginar sin demasiado esfuerzo la vida de los pompeyanos dos milenios atrás. Como eran sus casas de comidas, con unos mostradores con huecos destinados a grandes potes de barro para mostrar los guisos disponibles. Tenían calor por debajo para que no enfriaran.
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Una de las muchas viviendas de la ciudad, con frescos en buen estado |
En este sentido, los edificios de viviendas, las villas urbanas y sus edificios ofrecen mucha información. La distribución es la original, obviamente, así como los suelos, y hay numerosos frescos muy bien conservados.
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Mosaico de un perro para advertir que la casa estaba vigilada |
Caminas por Pompeya como si estuvieras en una ciudad actual, en su barrio antiguo, digamos, solo que aquí no ha habido transformación alguna con el paso del tiempo y la llegada de nuevos pobladores y la consiguiente evolución de los estándares urbanísticos.
Entras en una vivienda y contemplas lo mismo que veían los ojos de sus ocupantes hace 1945 años, algo así como una vuelta a un pasado real, no en película. Solo faltan las personas, claro. Aunque de ellas también se sabe mucho.
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"Calco" de un fallecido en Pompeya reconstruido con yeso |
Una de las imágenes más espectaculares en Pompeya son los calcos, nombre que recibe la reconstrucción de los cuerpos de los fallecidos. A veces, entre las montañas de ceniza aparecía un esqueleto y alrededor una zona hueca. Llegaron a la conclusión de que correspondía a su cuerpo, volatilizado. Al arqueológo Giuseppe Fiorelli se le ocurrió rellenarlo con yeso líquido y, una vez solidificado... ¡bingo!, aparecía un cuerpo con sus gestos y detalles.
Con esta técnica se han logrado recuperar un centenar de calcos (familias, esclavos, personas adineradas, de todo), aunque se sospecha que las personas pudientes en su mayoría habían huido en los días previos tras los primeros avisos de explosiones y gases. Quedaron los que no tenían donde ir o los esclavos vigilando las propiedades.
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Animación en Pompeya, lo más visitado en Italia junto al coliseo romano |
Aunque siempre se pensó que los fallecidos murieron por asfixia, aplastados por toneladas de ceniza que hundieron los techos de las casas, teorías posteriores se inclinan por un tránsito rápido. Una gigantesca nube tóxica de gases habría provocado temperaturas de entre 300 y 600 grados, provocando el fallecimiento de manera instantánea.
Viendo esta ciudad recuperada, se hace difícil imaginar ese momento en lo que hoy es un oasis de paz...
...con el Vesubio siempre acechando. No hay que olvidarlo.
La visita a Pompeya puede acabar saturando. Es una sucesión de calles, de casas, de villas, de recintos, solo recorrerla cansa. Y permite imaginar el esfuerzo realizado desde que se descubrió en el siglo XIX y entender que todavía un tercio siga oculta.
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Profesionales trabajando en directo en un edificio de Pompeya |
Y en lo que no hay consenso definitivo es sobre la fecha en que el Vesubio explotó. Las crónicas de los historiadores del momento señalan el 24 de agosto, algo que hasta hace poco parecía dogma de fe, pero una serie de hallazgos lo ha cuestionado. Ahora se duda.
Que entre los restos encontrados haya una moneda acuñada en ese mes de septiembre, o localicen gruesos mantones para el frío, o frutos otoñales o que la vendimia hubiera concluido -y entonces se llevaba a cabo en octubre- son motivos para dudar. Y para señalar el otoño avanzado como la fecha más probable.
En cualquier caso, poco importa. Sí, y mucho, lo que allí ha aparecido y las claves que nos permiten conocer con total aproximación la forma de vida de una ciudad romana casi como si hubiéramos estado allí.
Reservamos para la parte final de nuestra visita un recorrido por el foro, el lugar de encuentro público de las ciudades romanas y el lugar donde estaban los principales edificios públicos, administrativos, jurídicos y religiosos de Pompeya.
Un templo para los dioses del hogar, el mercado o los templos de Apolo y Vespasiano son algunos de los recintos identificados.
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Macellum de Pompeya, el antiguo mercado cubierto |
No todos los edificios localizados están identificados, y en algunos los expertos no se ponen de acuerdo sobre su finalidad. Pero sobre el macellum, el antiguo mercado cubierto especializado en carne y pescado (aunque otros vendían frutas y verduras), hay consenso. Se articulaba en torno a un patio exterior descubierto donde hay restos de una estructura circular. A algunas de las tiendas ser accedía directamente desde el exterior y a otras a través de este patio.
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Basílica de Pompeya, de 66 por 26 metros |
En lo que hay coincidencia es que se trata de unos de los foros mejor conservados de las ciudades italianas. Tuvo una larga historia, creado en el siglo IV a.c., en la época samnita, y mejorado por los romanos a partir del siglo II a..c. con la demolición de viviendas y la construcción de nuevos edificios públicos. Hay dudas también con la basílica, que algunos piensan que era el
comitium, donde el pueblo se reunía para elegir a los magistrados. En cualquier caso, sus basílicas no eran lugar religiosos, como las católicas, sino destinados a impartir justicia.
Y en la plaza central del foro, un enorme recinto de 143 por 38 metros, iniciamos el camino de salida de Pompeya.
Como imagen final, una de sus calles con esas losetas y aceras que han soportado el paso del tiempo de manera excelente, acolchadas por toneladas de ceniza. La mano del hombre las construyó y posteriormente ha sido capaz de devolverles la vida.
En un plano práctico, señalar que el desplazamiento por la mañana desde Sorrento hasta Pompeya fue más difícil de lo que ya era habitualmente. Atasco monumental, docenas de motos colándose entre los vehículos con gran riesgo y muchas ambulancias que intentaban, con éxito relativo ejercer su prioridad, pero el ancho (escaso) de la carretera lo impedía. Movilidad muy complicada en esta zona.
HERCULANO
De Pompeya fuimos directos a Herculano, donde teníamos el tour guiado para las dos y media de la tarde. Antes de entrar tomamos un refrigerio en un chiringuito en la puerta del recinto.
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El camarero, de pie, estaba muy interesado con el juego de los chinos |
Y fieles a la costumbre, nos lo jugamos a los chinos. Como nos pasó en varios sitios, el camarero se intrigó con el juego, y se lo tuvimos que explicar con todo detalle. Aseguró que en Italia hay un juego similar, el cantarilo, aunque no idéntico.
Tanta gracia le hizo, que nos pidió permiso para filmarlo. Luego nos pasó el vídeo.
Y de seguido, a recorrer Herculano con nuestro guía en español (45 euros con la entrada). Carillo, pero muy interesante.
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Los fornici, estructuras abovedadas en el puerto usados como almacenes |
Recorrer de manera guiada un lugar que desconoces, y que te lo vayan explicando todo tiene sus ventajas, pese a ir en un grupo de una veintena de personas. Bueno, un rato fuimos 21, pero el guía se percató de que alguien se añadía (obviamente sin pagar) y rápidamente lo despachó.
En los almacenes del puerto, conocidos como
fornici, empezamos el recorrido, situados entonces a pie de playa, pero ahora el mar está muy alejado. Solo los materiales de la explosión del Vesubio retiraron el mar 400 metros. Allí se han encontrado 200 esqueletos, probablemente de gente que llegó con sus riquezas y joyas, pero ya no había barcos en los que escapar. Hasta ese momento se pensaba que en Herculano había habido pocas víctimas.
Herculano fue descubierta antes que Pompeya, en 1702, por un noble que oyó hablar de tesoros encontrados en una granja. La compró y se puso a excavar con la finalidad de hacerse con columnas de mármol y esculturas para decorar la vivienda que se estaba construyendo en Portici, no muy lejos. Mejor hubiera sido que siguiera oculta hasta fechas más recientes, con mayor sensibilidad por el pasado.
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Con nuestro guía (izquierda) durante la visita a Herculano |
Herculano estaba más cerca del Vesubio que Pompeya, por lo que la temperatura del flujo piroclástico fue mayor, 400-500 grados, y las víctimas se convirtieron al instante en esqueletos abrasados.
Se sabe que al menos 300 de sus vecinos murieron debido a la erupción.
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Mosaico del tritón, en las termas masculinas |
Con nuestro guía fuimos recorriendo calles y algunas casas, donde nos mostraba frescos, decoración y suelos especialmente destacables.
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Espectacular mosaico de Neptuno y Anfítrite, realizado en pasta de vidrio |
La casa en la que apareció este mosaico es famosa por ello, en la que hay otras obras destacadas. En una de ellas el autor se identificó: "Alejandro, el ateniense, lo pintó".
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Reja conservada en una vivienda cuya finalidad era evitar robos |
Los 25 metros de lodo que la cubrieron durante casi dos milenios la protegieron de todo daño, y por eso está en buen estado general.
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Antigua villa romana de Neptuno, muy bien conservada |
La villa de Neptuno es muy conocida por la calidad de los frescos y mosaicos. Es un ejemplo de lujosa villa romana con excelentes muestras del arte de la época.
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Una panadería muy bien conservada |
Se estima que Herculano tenía en el año 79 unos 5.000 habitantes y más riqueza que su vecina; sus comerciantes y mercaderes eran más ricos y cultos que los de Pompeya.
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Hércules mundano, del siglo 1 a.c. |
La imagen de despedida, Hércules mundano, en mármol, fue encontrada en la Casa de los Ciervos, y está datada en el siglo I a.c.. Se trata de una casa grande y ricamente amueblada, en su momento situada junto al mar. Como curiosidad, en lugar de atrio en su centro tenía un jardín.
Previa a la visita, recorrimos el museo situado dentro del recinto, donde se exponen objetos y obras de arte hallados durante las excavaciones. Después, durante dos horas, visitamos casas, calles, recintos y termas y los principales edificios recuperados en una ciudad que, a diferencia de Pompeya, si contaba con alcantarillado, Eso permitía mejorar las condiciones higiénicas, ya que algunos baños de casas mandaban directamente a la calle los excrementos, como pudimos comprobar, luego arrastrados por el agua a las tuberías.
Era nuestro último día en Campania, así que al llegar a casa hicimos el equipaje para irnos al día siguiente. Antes, por tercera vez, acudimos a cenar a
Locanda , el restaurante de Santa Agatha, que nos había recomendado Maurizio, una joyita.
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